Reflexión de "Latin American Cultural Studies: When, Where, Why?" de Mabel Moraña - Lara Arias López

 En esta entrada se hará una breve reflexión sobre el artículo de Mabel Moraña sobre los estudios culturales latinoamericanos y su situación desde la entrada de estos en la academia norteamericana.

            La autora explica que, desde la emergencia de los estudios culturales en Norteamérica en los años 80, la resistencia de los críticos latinoamericanos, ajenos a la academia estadounidense, aumentó considerablemente. Los académicos norteamericanos, en un primer momento, obviaron su trabajo previo en el campo, y esto se consideró como un ataque y una falta de reconocimiento para la academia latinoamericana, que ya había sufrido considerablemente durante tantos años de colonialismo y penetración cultural.

            En lugar de conceder el reconocimiento que se merecía dentro de los estudios culturales, se consideró a Latinoamérica como una especie de “fábrica” de productos culturales (completamente carentes de significado propio) que serían posteriormente analizados y moldeados según los criterios de la academia estadounidense. Como bien apunta Moraña, este conflicto, entre otros (como pudo ser la imposición de ciertas lenguas privilegiadas sobre las lenguas minoritarias y la marginalización de ciertas culturas dominadas hegemónicamente) afectaron al asentamiento del Hispanismo como un campo de estudio legítimo. Es por eso por lo que la autora recalca la importancia de los debates académicos transnacionales con el fin de que, a través de la comunicación y el entendimiento entre ambas academias, se cree un ambiente de perspectivas múltiples que refleje la realidad actual del campo.

            A pesar de que el cuestionamiento realizado por los estudios culturales ha cambiado mucho el campo de los estudios latinoamericanos hasta el día de hoy, sigue siendo necesaria una reestructuración política y de la agenda académica para realizar un acercamiento a la sociedad y la cultura reales.

            Concuerdo completamente con la autora cuando se posiciona en contra de los críticos literarios que consideran que toda literatura es objeto de ataque. No se consigue nada “machacando” desde la crítica literaria todos esos siglos de producciones que no solo se centran en lo estético, sino que conforman y narran la base de la cultura y los problemas sociales. Por eso también considero muy necesario el estudio de lo que se cataloga en esta lectura como contra-canon: todos esas obras y autores que no forman parte de los clásicos, de los ampliamente estudiados, pero que también suponen una voz importante dentro de la cultura e identidad de una nación. En muchas ocasiones, tanto en el ámbito de la literatura como en el de otras representaciones artísticas (como pueden ser la música o la pintura) se tiende a alabar a los grandes autores y tomarlos como modelo y ejemplo de “perfección” en cierto modo. Obviamente, es importante conocer el canon para poder valorar y catalogar lo que no lo es, pero los tiempos cambian y la sociedad cambia con ellos. El arte no deja de ser una manifestación de la cultura y la situación social y política de cada momento histórico. Por ello, los estudios culturales deben saber apreciar cada expresión artística dentro de su marco sociohistórico individual, sin hacerles cargar con la sombra de los grandes autores y artistas anteriores a ellos.

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